domingo, 28 de marzo de 2010

Cuando el alma se mira al espejo

Cuando un alma se pone ante el espejo ve que es probablemente la visión más ruinosa que puede verse en ningún otro lugar. El alma que se mira en el espejo no es un alma jubilosa, es un alma arruinada que necesita evaluarse y comprenderse, no obstante, uno no puede juzgarse su propio reflejo, por lo que el gusano de la duda se introduce en ella, engendrando las larvas del dolor...
Como la sangre que sale de las venas de un desgraciado que ha tenido las agallas de cortárselas en una bañera de agua tibia se diluyen las esperanzas del alma. Cansada de la vacuidad de la vida, estresada de los cánones sociales, de la estulticia humana en general, es como se siente el alma del que ha vivido de verdad. Pues “in haec lacrimarum valle”, como decían los latinos, se sienten las ánimas desdichadas, ánimas de los parias de la tierra, los malditos. Porque realmente la vida es un valle de lágrimas, con alegrias efímeras y penas infinitas.
Cuando el alma se siente sola y desgraciada, cuando piensa en que se despertarás de una horrible pesadilla, un onirismo diabólico, es cuando con mayores vapuleos la zahiere el cruel destino.
¿En quién puede confiar?¿En un Dios ausente?¿En una amistad que no comprende?¿En ella misma, cuando a si mismo clama por su tortura? ¿En quién? En nadie, se sientes atrapada y arruinada, hundida y desgraciada, y en estos menesteres en nada se puede confiar.
¿En qué piensa? ¿En comadrejas y víboras lascivas?¿En castillos derribándose por sus depauperados cimientos, unos cimientos apolillados por el paso del inexorable tiempo? ¿En vacuos charlatanes de cuyas intenciones no te fías? ¿Piensa buscando una mísera excusa que el suicidio es la salida del cobarde, cuando los cobardes son los que no osan salir de este tablero de juego que es la vida a tiempo? ¿En qué es el tiempo? ¿En qué es el daño?
¿En qué es el daño? ¿En qué son las idioteces?
¿Que hay del soporte del alma, de esa imperfección constante, lo finito del ser? El cuerpo se mece a voluntad del alma, y se deja notar en esos miembros flácidos en ese parco yantar, en ese desplome constante. El cuerpo queda castigado por el sufrimiento del alma, sigue atado a unos cánones sociales incomprensibles, sigue atado a la mentira, es la ventana por el que te ve el prójimo, un prójimo al que desearías olvidar. El cuerpo se riega con el alcohol del olvido, el que te deja sobreponerte, pero al igual que las féminas, este desaparece cuando tu pecunio merma.

Así es como el alma desolada abandona su búsqueda y se sumerje en una espiral de desesperación, desando un final en breve...

5 comentarios:

Agustín dijo...

guau, como lo hayas escrito vos te felicito :)

y como lo hayas copiado/pegado, pues también XD

jajaja

saludos

Francisco dijo...

No, lo he escrito yo, agus xD

Unknown dijo...

*O*

Paco Bujalance dijo...

esta entrada me sigue sorprendiendo cada vez que la leo como si fuera la primera vez que la leo. Sigue siendo la mejor que has escrito con mucha diferencia

Francisco dijo...

Gracias jaja