jueves, 14 de abril de 2011

La caída de los gigantes



Tras acabar la extensa lectura que supone la nueva obra de Kent Follet, La caída de los gigantes, me dispongo a hacer, de buen gusto, la crítica de tan vasta obra.
La obra narra, a grandes rasgos, la vida de cinco familias durante los turbulentos años de la Primera Guerra Mundial y los "felices años veinte". Kent Follet usa una prosa correcta y descriptiva, sin grandes alardes literarios, ni metáforas, ni saltos en el tiempo, ni nada por el estilo. Técnicamente es correcto, logrando enganchar, y poco más.
En el libro se narran las historias de Fitz, conde de Aberowen, y su hermana; los Peshkov, ciudadanos rusos; Gus Dewar, ayudante del presidente Woodrow Wilson y los William, familia de clase obrera de Aberowen, ciudad minera galesa.
Este libro, como si de Guerra y Paz de tratase, entrelaza las historias de todos estos personajes con traiciones y sexo, básicamente. Follet usa, a mi gusto desmesuradamente, el concepto de amor prohibido para dotar de morbo a sus historias.
De esta forma, yo noto cierta desnaturalización en las relaciones de los personajes; parece fijarse en la acción y no en la potencia, extrapolándonos a términos artísiticos, y a veces esta ni aparece. (Spoiler) La relación entre Ehtel y Fitz está tomada con alfileres; rápidamente hay sexo entre ellos, rápidamente se enamora Ethel de ella y más rápidamente queda embarazada y la mandan a Londres.
Esta frenetismo que lleva la obra se mantiene en todas las acciones; Grigori, un vulgar sargento con ciertas ideas políticas pasa a ser, en menos de un año, amigo de Trotsky y conocedor de todos los movimientos del partido. (/spoiler)
Los perosnajes, aparte de ese frenetismo, que puede ser compresible para aumentar el ritmo de la lectura, están ya dibujados a lo largo de toda la obra, masticados al lector para que los ubique en buenos o malos. ¿Dónde queda la libertad para situar a uno u otro lado de la línea del bien o del mal? Follet ya nos la dibuja; Fitz será el aristócrata despótico, Maud la luchadora por sus ideales, Billy Doble un gallardo contestón rebelde y Grigori un comunista idealista, y ninguno de ellos renegarán de sus principios o a su codicia. A ninguno se le pasará por la cabeza olvidarse de su lucha porque es imposible, o cederá a vicios por placer, salvo que esa sea la función de personaje.
Por último, los personajes son el centro de la acción; los personajes hablan, encabezan luchas, son los jefes de algo. Los personajes son los listos, los intrépidos o los rebeldes justicieros, mientras un elenco de secundarios apoyan o se oponen a sus deseos, que, salvo que por motivos históricos no pueda realizarse, siempre lo cumplirán. No son, coomo en la novela realista, unos simples espectadores del proceso de formación, sino que son ellos quienes lo forman. (spoiler) Así, por ejemplo, Billy Doble tiene una importancia vital en la salida de las tropas inglesas de Rusia durante su guerra civil (/spoiler)
No obstante, históricamente está detallado(salvo por la inclusión de una fregona al principio del libro, y esto puede ser culpa del traductor), mantiene el ritmo y, lo más importante, se trata de una trilogía que pretende abarcar todo el siglo XX, un proyecto ambicioso que puede ser realmente interesante pese a lo plano de los personajes. Sería curioso ver cómo evolucionan los perosnajes que hasta poco cobraban vida en mi imaginación en nuevos bretes como el alzamiento del fascismo o la Segunda Guerra Mundial. Vaticino ya aquí que, si Grigori sigue juntándose on Trotsky, él y su familia van a tener serios problemas con la futura Unión Soviética. El tiempo dirá si acierto.
Una novela para leer y hacerte una idea del drama humano de la Primera Guerra Mundial y la lucha por los derechos en Inglaterra y Rusia, efectista y sin muchas complicaciones.

1 comentario:

Agustín dijo...

Habrá que esperar a la película jajajajaja!!

xD