miércoles, 29 de septiembre de 2010

Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin

Dos palabras para describir la novela de Vladimir Voinóvich: humor soviético. O sátira, si lo prefieres. Con Vida y Destino aún reciente, este me pareció su antagonista: es justo lo contrario. Obviamente, una tiene una extensión de 1.100 páginas aproxidamente y esta novela que nos ocupa tiene trescientas, Vassily Grossman vivió la Segunda Guerra Mundial y se codeó con personajes como Chuikov o Yeremenko, y Vladmir Voinóvich no (este hombre compuso el himno de los cosmonautas) y desde luego ambas novelas están en las antípodas la una de la otra: la novela que voy a comentar es, como he dicho, sátira y Vida y Destino es realismo y dramatismo, todo apretujado, y es que parece que Grossman no pudo transmitir todo el sufrimiento de los pueblos eslavos durante la Segunda Guerra Mundial en tanta celulosa.
Me remito al la primera frase y digo: humor soviético. Creo que sería un tópico injusto decir que los rusos no tienen sentido del humor (mirad sino a Boris Yelstin) sino que es muy...suyo. Y cuando una novela trata de reflejar costumbres de otra cultura (como las tres partes de cada nombre ruso: nombre, apellidos y patronímico) y de otro sistema político y social, ya te pierdes. Y no hablemos de otra época, que todo esto ocurrió hace ya más de sesenta y cinco años.
Por lo que creo que no es que el libro no haga gracia, sino que alguien que haya vivido el estalinismo en Rusia y lo deteste lo apreciará más que un joven del mundo occidental criado en una democracia.
Así que ya sabes. quizás con este libro te líes con los nombres (nombre, apellido y patronímico; aunque cuando llevas dos o tres libros rusos ya te acostumbras a relacionar) instituciones y comisiones (ah, la burocracia soviética) e incluso con la historia, que se basa en juegos de palabras, palabras rusas, y los traductores hacen auténticos malabares para que haga gracia, y cuando no recurren a las notas al pie de página.
La historia acaba teniendo al final cierta incoherencia y demasiado ritmo, en comparación con la primera mitad. Pero hay nazis, científicos locos, burócratas borrachos, palurdos, agentes secretos bastante ineptos y el propio Iván, que parece que bebe un poco de cada personaje y te será entrañable.
La novela tiene segunda parte, y verás cabos sueltos al acabar la primera, pero ahora viene lo malo: la segunda parte no está traducida al español. A aprender ruso o inglés, señores.
La recomiendo si conoces vagamente cómo funcionaba la Rusia soviética estalinista, de lo contrario no cogerás la mitad de la novela.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me da la impresión de que no la has leido... ¿dónde aparece un nazi? Por otra parte, la estructura de la obra es redonda y no deja cabos sueltos. Las situaciones humorísticas son perfectamene comprensibles y muy divertidas, sólo hay que conocer un poco el período estalinista.

La recomiendo. Es una delicia. He reido leyéndola. Espero que se traduzca su coninuación.

Francisco dijo...

Perdona, pero lo he leido. No he dicho que aparezca un nazi, sino que aparecen nazis, es decir, toda la trama se desarrolla en torno a una invasión de Alemania por la Urss.
Quizás exagere un tanto respecto a la comprensión del argumento, pero lo note un tanto lioso.

Spoiler
¿No deja cabos sueltos? Ese final que acaba justo con Chonkin diciendole a Niurka "volvere", y luego lees que la novela tiene segunda parte. El último capitulo quizás no lo comprendí bien, pero quizás sea un guiño al sueño del caballo castrado. No obstante, creo k tienes razon y reeditare el post