viernes, 19 de noviembre de 2010

El sueño de un estudiante, sin importar estaciones

Despunta el alba y te sientes plácidamente arrullado por el metálico timbre de tu despertador. Fuera notas que hace frío, mucho frío, tu habitación está rodeada de una gélida película invisible de aire. Rebúllete en tus mantas, ampárate en cinco minutos más de calor, que serán dos. Toma aire y expúlsalo, haz un titánico esfuerzo y quítate de encima esa pesada y calentita manta. Si que hace frío; ahora desabróchate el pijama y tirita, quédate en camiseta interior y calzoncillos, hace más frío, tus pelos se erizan peligrosamente, no te llega la camiseta interior al cuello, tus gónadas son un cacahuete, encogidas por el brutal frío. Buscas unos vaqueros, una camiseta, un jersey; tu cuerpo se va templando, cesa el tembleque... Coge libros y apuntes, acuérdate de los comentarios de Historia, de coger el dicionario de griego... ¿y el de latín? No cabe, tu cartera está repleta ya de libros, guarda el diccionario de latín en el bolsillo donde guardas tu bocadillo... ¡Ya es la hora de salir! ¡No comas, engulle! ¡No te pongas la chaqueta, sino cúbrete con ella! ¡La mochila la notas muy ligera, te faltará algo? ¡No hay tiempo de comprobaciones, ahora o nunca! ¡Corre a la parada! ¡El autobús! El misericordioso conductor te abre la puerta a ti de nuevo, al llegar justo en el momento en que acelera. Pasas tu bonobús. Ahora sudas, envuelto en varias capas de ropa en el atestado vehículo. El autobús va a iniciar una rítmica coreografía de acelerones y frenazos, tu te meces a su voluntad. La complicada pieza continua su camino en medio del denso tráfico, entre pitidos y blasfemias. ¿Cómo puede blasfemiar alguien a esas horas de la mañana, donde ni tus propios párpados pueden evitar caerse debido a la plomiza sensación de tu cabeza? Pues debe de haber, dentro de tu testa, algo muy pesado para que tus párpados se caigan hacia abajo cerrándose, la mucosa comienze a desplazarse hacia abajo y tu mandíbula inferior también caiga, formándose un bostezo. Y comienzas a recordar...
No debiste hacerlo, lo sabías, pero era tan tentador...largas tardes de Tuenti, de remoloneo, de vagueza, de solamente hacer las actividades para aquellas asignaturas que sabes que, con seguridad, te iban a preguntar. Tiempo de pasar de hacer los esquemas diarios, escuchar música, ver la tele. Tras el trabajo constante de la E.S.O parece que vuelves a tener tiempo para pensar, sentir, crear, tocarte las narices. Y no, no fue asi, era una apariencia, una ficción, pues los exámenes llegaron y tú aún no sabes distinguir un vocativo de un dativo, no sabes porqué esa oración es de participio concertado, qué difernecia hay entre una “eta” de espíritu suave de una con espíritu áspero. Rezas incansable para que te pregunten la épica romana en latín, ruegas no comentar una imagen del Partenón en Historia del Arte y suplicas a toda divinidad que, en un aliento de gracia, en Historia aparezca una pregunta acerca del Sexenio Revolucionario. La mitad del temario no lo sabes, la otra mitad quedó mal grabado en tu cabeza la noche anterior al día del examen. Te acostaste a las tres de la mañana tras estudiar, y por eso tu cabeza está plomiza. El próximo trimestre estudio enserio...palabras que se lleva el viento.

4 comentarios:

Agustín dijo...

jajajaja, pero que bueno si señor!!! debo reconocer que al principio parecía uno de esos cuentos eróticos jajaja.

Por cierto, que buen aspecto tiene tu blog :)

saludos

Francisco dijo...

Como me alegro de que vuelvas, Agustin jaja
Si, le di un cambio, me alegro de que sea mas agradable

Unknown dijo...

XDXDXD..., el próximo trimestre estudio... unas palabras que nos hemos propuesto muchas veces, pero que nunca llegamos a cumplir...

Paco dijo...

en verdad es que te sientes mejor contigo mismo en el momento en el que las dices te sirve para quitarte culpa de encima