martes, 25 de septiembre de 2012

Suma y sigue

http://incorrectosinvertebrados.blogspot.com.es/

Política. El ser humano es un ser principalmente político. Pero política no entendida como "y tu más" o "menganito le ha dicho chorizo a fulanito". Política entendida como el arma de mover el mundo, de cambiar la sociedad, de mejorarlo todo mediante la expresión de nuestras ideas. Este es nuestro granito. Al menos, que una pequeña actividad intelectual quede reflejada. Que se puede volver a confiar en las ideas.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Pastelitos descontextualizados

"La propiedad particular es un fideicomiso ejercido en beneficio de la sociedad entera" -Ayn Rand


"El amor es más sabio que la filosofía, por sabia que esta sea, y más fuerte que el poder, por potente que sea este" -Oscar Wilde.


Dos frases, dos frases de menos de 140 caracteres. Susceptibles de tuitear. La primera por cualquier tuitero con ínfulas de activista político y la segunda por cualquier adolescente, independientemente del sexo o estudios que tenga. A fin de cuentas, la primera defiende el comunitarismo, la cooperación; podría ser la génesis de cualquier idea socialista. El progreso debe de servir al ser humano, y no al capital.
La segunda frase habla de la potencia del amor, no amor en un sentido humanista y altruista, o amor filial, sino al amor más explotado: el de una atracción y admiración hacia otro ser que, generalmente, conlleva el deseo de iniciar un proyecto común con esa persona. Un amor -no pienso divagar más, esto se merece otra entrada- explotado hacia la saciedad en novelas y películas, y que en la modernidad se presenta como la solución a todos los problemas.

Estas frases, tan bonitas, con palabras tan bien escogidas, cortas pero con gran potencia y capacidad de impacto en el receptor, están descontextualizadas. Como habéis leído, están fuera de su contexto, de su ser. En este caso, ambas pertenecen a unos diálogos. Toda frase está enmarcada en una obra, ya sea literaria, filosófica, religiosa, económica... que cumple su función en ella. Todas las frases, hasta las más insulsas, cumplen su función dentro de la obra, que es transmitir -o no- un mensaje.
He puesto estas frases de ejemplo porque la obra de la que proceden transmiten justamente los valores contrarios que puede transmitir la frase leída de forma suelta.
La primera frase pertenece, nada más y nada menos, a La rebelión del Atlas, una novela de Ayn Rand, filósofa conocida por defender el individualismo frente a la masa. Un individualismo que, por ejemplo, sirve de inspiración a Paul Ryan (El Mundo recoge la noticia, pero originariamente lo leí en el suplemento de economía de El País), que creo que no es precisamente un tipo que vaya a canalizar las ideas de Marx o Kropotkin si llega a la vicepresidencia del gobierno federal.
La segunda frase procede de El ruiseñor y la rosa, un cuento de Oscar Wilde (con un final un tanto misógino, todo sea dicho) que habla de la desesperanza y de la corrupción del amor en la vida moderna, puesto que estamos poseídos por la codicia y la competitividad. El dandy jamás pretendió, al menos en ese cuento, hacer apología del amor.

Todo esto viene propiciado por la frecuencia con la que veo que se citan frases (especialmente de género "amoroso-existencialista") totalmente sacadas de contexto y autor. Sartre, en La Náusea, hablaba de esta "filosofía popular", criticándola también, diciendo de ella que se pegaba como caramelos a la boca. Pues este tipo de caramelos están siendo constantemente tuiteados y puestos en muros y estados, junto con frases al estilo "la vida es...(inserte patochada verosímil)" y estadísticas de cómo "científicamente el amor es lo mejor que puede pasar" (que incluyen número de latidos durante el beso, conexiones neuronales al dar la mano, etc), sobre todo por @ifilosofía y @deboconfesarque (los dos más populares) para luego pasar a cuentas de todo Twitter recopilatorias de tuits populares. Luego, son retuiteadas por la inmensa mayoría de los contactos, y llegan a mi.
Con decir que no tengo que leerlos está bien, pero si luego comentas con alguien si de verdad cree en esas frases, o le suponen de verdad un soporte moral, la respuesta natural y obvia es que son "pequeñas enseñanzas que contienen grandes mensajes", a lo cual ya dejo de hacer comentarios.

Entrar en el campo de "qué es la Filosofía" es muy arriesgado (para algo el propio ser siempre está siendo puesto en duda por esta disciplina) pero, desde luego, estas frases andan muy lejos de Ortega, Nietzsche o Rousseau.
Por otra parte, dejo la labor interpretativa a los cientos de seguidores de estas frases. Quizás logren sacar, en una encomiable labor hermenéutica, más de lo que yo consigo ver, una serie de pasteladas y cursilerías. Es más, quizás se motiven y se pongan a leer a los autores citados.

Pero por favor, piensen qué habría sido de Marx, Nietzsche o Platón si se hubiesen dedicado a tuitear en vez de escribir sus respectivas obras. Piensen.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Creepypastas


                        
 (Espero que veas esta entrada con su plantilla original y no en negro con letras sanguinolentas. Y no, no he puesto ningún audio con gritos del averno)

Esto es lo más parecido a un post de investigación que vais a ver por aquí. Y no porque el blog lo tenga abandonado, sino porque bastante mal rato he pasado para escribir este.
En realidad, no es que me haya puesto a leer creepypastas por daros informaros a vosotros sobre este macabro fenómeno viral. Todo comenzó viendo un cartel informativo (de estos de Cuanta Razón) sobre Polybius, el misterioso y psicodélico juego que creaba todo tipo de trastornos, debido a una explosiva combinación de gráficos vectoriales y supuestos mensajes subliminales que incitaban al conformismo y al suicidio. La máquina desapareció sin dejar rastro, estando siempre supervisada por unos hombres de negro. La empresa de la máquina, Sinnesloschen, era alemana, y tampoco hay datos sobre ella. (No os creáis que la página que enlazo es real, por mucho que imite ser ochentera, está programada en HTML)
Aunque es curioso como la vox populi ya enlazaba hombres de negro y alemanes...
Referencias a la actualidad aparte, me he interesado bastante por los creepypastas. Si vamos al origen, los creepypastas surgen en 4chan, ya una veterana en Internet en crear cosas de dudoso gusto (Pedobear y el pato Doland se forjaron en esta página), y es la mezcla entre "creepy" (horripilante) y "paste" (pasta, en deformación de la palabra) que es pegar. Esto es debido a que las historias suelen copiarse en blogs y foros, para opinar o compartirlas.
El carácter viral de estas historias se debe a que son muy cortas y terriblemente adictivas. Los que publican estas historias, además, suelen acompañarlos de vídeos, para corroborar la verdad de estas.
No he leído demasiadas creepypastas en inglés, pero si bastantes en castellano. Son historias generalmente bien escritas, con coherencia gramatical y buena ortografía. Los temas son siempre terroríficos, y comienzan de forma feliz (alguien que encuentra un empleo, un chico que consigue lo que quería) y gradualmente van avanzando desde la historia terrorífica. Para explicar algunas lagunas y su falta de detalles, siempre se presentan como algo ocurrido hace mucho tiempo.
Si bien hay historias que tiran del morbo puro, con asesinatos, descuartizamientos, gritos horripilantes, sombras por detrás (lo clásico que vemos en películas de terror) también hay historias que usan el terror psicológico, siendo tremendamente efectivas, como la ya mencionada de Polybius, o la del Pueblo Lavanda de Pokémon. Estas historias se basan en que a cualquiera de nosotros nos podría pasar.¿Se imaginan que el nuevo Samsung Galaxy SIII o el iPhone 5 crease tendencia al suicidio por un error de los programadores?
Otra característica de estas historias son la inclusión de la tecnología moderna. Todos nos conocemos las historias virales de las niñas que aparecían en el espejo o de la autoestopista maldita (y que si reenviabas el mensaje a diez contactos de MSN se olvidaba de ti y se iba de cañas con Satán), pero estas historias no te aseguran ninguna maldición por leerlas. Son puro "divertimento" para sus lectores, como ver una película de miedo.

Voy a poner una serie de creepypastas, que he leído casi todos. Adelanto que hay uno cuyo creador salió a la luz para dejar claro que no era real, para que no lo explotasen con fines comerciales. No enlazo ninguno, no por vagancia, sino porque la gracia de esto está en perderse por blogs, páginas y foros, ampliando, contrastando y buscando el grado de verosimilitud.

-Suicide Mouse (con Mickey Mouse)
-El suicidio de Calamardo
-Tails Doll (para aquellos que hayan jugado a L.A Noire verán que los creadores tampoco tenían tanta imaginación)
-Capítulo perdido de los Looney Tunes.
-Capítulo perdido de Los Simpson.
-Candle Cover

Algunos creepypastas (ya que son españoles, "cripypastis") patrios son:
-El creepypasta de Cuanto Cabrón.
-El creepypasta de Tuenti.
Aunque decir que la adolescencia ibérica (aunque también habrá hispanoamericanos en esto de los creepypastas) parecen tener mucha menos imaginación que sus congéneres anglosajones y nórdicos.

Para terminar, un par de páginas donde hay una colección de creepypastas, una Wiki en inglés y una web en castellano:


http://creepypastas.com/ (en castellano)

Disfruten... aunque yo pasando miedo no lo hago demasiado.

martes, 5 de junio de 2012

Napoleon Dynamite



Supongo que viendo el tráiler sabréis a lo que me refiero


Me he echado a lo largo de mis horas de filmografía muchas cosas extrañas y frikis. Pero la película de Napoleon Dynamite se lleva la palma de mi particular Cannes.
No es que haya películas más pasadas de rosca o extrañas que esta; Tarantino y Robert Rodríguez están entre mis directores favoritos, y para ver películas inspiradas en rancios Grindhouse ya los tengo a ellos. Napoleon Dynamite es una sucesión de escenas cotidianamente inverosímiles, desesperantes y tiernas en cierta manera. El protagonista central es Napoleon, un chico completamente solitario y marginado. No estamos ante un empollón entrañable marginado por ser listo, sino que es un ser violento y desproporcionado, terrible en sus venganzas y con una capacidad para relacionarse nula. Vestido de forma extravagante (sus gafas son son tan raras en cuanto ves sus botas), conoce a una panda de extravagantes, que suma a su abuela motorista, su hermano, una especie de Napoleon con novia por Internet y si tío Rico, un jugador que se quedó a las puertas de entrar en el circuito profesional en 1982, y desde entonces sueña con enmendar su error.
El argumento de la película viene a ser lo que llevamos viendo desde la noche de los tiempos en programas y series estadounidenses: bailes y elecciones a Presidente del Consejo de Estudiantes, todo convertido en una carrera de popularidad (en un alarde de originalidad, todo cambia sorpresivamente, por supuesto). Pero los eventos están vistos desde la óptica desde los protagonistas; te pones las lentes de Napoleon para ver, por un momento, porqué es mejor votar por Pedro (y su propuesta de poner santos en los pasillos del instituto para guardar los pasillos) que por Summer.
Podría decirse que no hay trama; la trama es un trozo de la vida de Napoleón, y en ella hay subtramas: los negocios de su tío Rico, la carrera electoral de Pedro, la "tensión sexual" entre Deb, Pedro y Napoleon... pero todo pasa y acaba sin pena ni gloria. No hay humor grueso; si hay algo, lo reservan para la relación entre Kip, el hermano de Napoleon, y su novia por Internet. El guionista pretende decirnos más con una mirada extrañada o intranquila, o con una carrera rápida, cómo se siente el personaje.
Porque las actuaciones de los actores podría catalogarse como la mayor colección de caras inexpresivas desde que a Keanu Reeves le ofrecieron rodar Matrix. No es que estén mal actuadas; es que todos los autores tienen una empanada, torrija, cuajada (cualquier comestible que puedas imaginarte) encima increíble: están como fuera de todo, hasta de la película. Napoleón con su mirada huidiza, Pedro con su parsimonia o Deb con sus miradas fijas desesperarán al espectador mientras hablan. Pero esto es parte del ambiente y de la magia de la película, que hace meterte en el pequeño pueblo de Idaho donde transcurre la trama y vivir su sopor diario.
Los títulos de inicio creo que son lo más original que he visto nunca, que comienza a introducirte en la vulgaridad y rareza de la trama. ¡Ah! Y mira después de los créditos del final.
Como he dicho, una película estrambótica, casera, independiente, rara en todos sus aspectos. Si buscas descojonarte con los colegas, ponte "American Pie". No la veas con tu novia (aunque hay novias y novias). Pero si quieres entrar en el curioso mundo de Napoleon, donde todo transcurre lento, un mundo artificial petrificado en los 90, para ver la típica historia de siempre pero con anteojos y una llama en el jardín, disponte a verla. Como mínimo, no te dejará indiferente.

martes, 22 de mayo de 2012

Twitter y otras cosas

Os voy a asegurar una cosa: Twitter me permite soltar más paridas por minuto que el blog. Eso y que el blog tiene ahora mismo una torrija temática tremenda hace que me desprenda cada vez más de esta herramienta.
Pero, centrémonos en la torrija temática: ya dije, hará cuatro años, que jamás hablaría de política. También eran buenos tiempos, todos éramos felices y la política existía. Creo que en realidad no voy a romper esa promesa; hoy día la política no existe, existe la economía. ¿Voy a hablar de economía? No creo. Se lo dejo a los grandes intérpretes económicos del país, los periodistas. (Tendré una manada de periodistas furiosos enseguida, espero que no).
Pero a fin de cuentas, voy a hablar. ¿Porqué no? No tengo gran idea de objetivos macroeconómicos ni tengo datos de gran calado, pero hoy día todo quisque habla de política y economía. Una subida del euribor ya no significa que suban los hipotecas, significa que sube el pan: todo el mundo se dedica a hacer análisis apocalípticos, y algo caerá.
Y seguiré con mis críticas literarias, claro que si, me he leído todo lo que hay de Canción de Hielo y Fuego. Son miles de páginas de literatura comercial, algo demasiado fácil y apetecible de criticar para un intento de gafapasta como yo.
Por último, diréis para qué narices sirven estas cosas... para nada, pero me quedo más contento dejando claro lo que voy a hacer

miércoles, 7 de marzo de 2012

Madame Bovary



La gente me pregunta porqué no leo novela actual. Quizás lleven razón y me esté perdiendo el fenómeno de  Juego de Tronos o todas las aventuras del capitán Alatriste. Pero teniendo clásicos, auténticas obras maestras de la talla de Madame Bovary, Guerra y Paz o Julio César  de Shakespeare, además a buen precio y perfectamente estudiadas en sus prólogos, no me queda más remedio que leerlas, buscando y corroborando si en realidad son tan buenas.
Madame Bovary, como dijo Vargas Llosa, tiene rebeldía, melodrama, violencia y sexo. Estos cuatro ingredientes son los elementos básicos de cualquier novela: una historia de amor y aventura. Pero Flaubert, gracias a su gran narrativa, a su parsimonia, a su genio, logra hilar estas cuatro hebras para hacer una pieza magnífica.
El argumento gira en torno a Emma Bovary, una insatisfecha burguesa que, tras leer en su juventud muchas novelas románticas, llega a querer sentir lo que sentían sus protagonistas. A pesar de la acomodada vida que le ofrece Charles, su abnegado marido, el cual la quiere, Emma comienza a tejer una segunda vida llena de infidelidad y lujuria que traerá consigo nefastas consecuencias.
La novela tiene un ritmo lento, parsimonioso, a pesar de no ser muy extensa (unas cuatrocientas páginas) y abarcar un período de varios años. Esto lo logra cambiando el ritmo varias veces, deteniéndose en ciertos puntos (como los comicios) o avanzando grandes períodos de tiempo en unos párrafos.
Es una novela eminentemente realista. Esto dibuja a unos personajes mediocres y burgueses en situaciones de novela romántica. La acción y el tiempo se desarrollan en la provincia de Ruán, al norte de Francia, en un ambiente puramente rural. De esta forma, el lector ve de forma patética los arrebatos amorosos de Bovary, que cree emular a las heroínas de sus novelas de juventud, o a Homais, el docto farmacéutico aquejado del delirio ilustrado. Es una novela donde lo ideal choca abruptamente contra la realidad; esto puede verse en cualquier momento de la obra. Tanto en los problemas económicos de los Bovary por los excesos románticos o como en los flirteos entre gallinas y hortalizas de los protagonistas, hay impedimentos para que la volátil y visceral Emma encuentre ese delirio amoroso que tanto anhela.
Si bien el principal tema de la novela es la insatisfacción y la infidelidad de Bovary, en la novela se tocan otros temas secundarios como la posición social, el eterno debate entre religión y ciencia o la propia medicina, muy presente en la obra.

Ya a título personal, creo que he tratado con una increíble novela que, pese a ser pesada a ratos, es magnífica y tiene una profundidad y un argumento colosal. Su lectura es fácil gracias a su estilo, sobrio y cuidado, en tercera persona. Tiene un marcado carácter psicológico, donde los personajes quedan perfectamente bien definidos ora por las conversaciones que mantienen entre ellos ora por la descripción narrativa.
Impotencia. Impotencia es lo que puede sentir un lector al leer cómo el clan de los Bovary sucumbe ante los caprichos de Emma. O quizás pena por Charles (Carlos en mi edición en un absurdo intento de castellanizar), o empatía por madame Bovary. El abanico de situaciones es amplísimo, y la lectura que se haga de la novela dependerá de nuestras experiencias vitales. Es una novela carente de maniqueísmos y juicios superficiales.
Por último, no puedo dejar de ver cierta "quijotización" en la novela. Así, mientras que Emma vuelve al mundo real poco antes del fin de la novela, el apacible Charles entra en un delirio de amor propio de su esposa, lo que llevará ya a la tragedia total. La corrupción se adueña de toda la novela en sus últimas páginas, dejando un panorama desolador ante el lector.
Una novela muy recomendable, con personalidad y estilo característicos que la han hecho encumbrarse al Olimpo de la literatura no sin falta de razón.

sábado, 21 de enero de 2012

La ciudad del azahar




Si hay un género novelístico que esté en boga, ese es la novela histórica. Es una novela que atiende a varios tópicos: personajes planos, historias de amor azucaradas, viajes, giros argumentales inesperados... todo ello dentro de un determinado marco histórico.
La novela que nos ocupa es La ciudad del azahar de César Vidal. Es otra de estas novelas que parecen que las editoriales pagan al peso, debido a su volumen, con una historia sencilla y unos personajes tipo.
La historia trata sobre Qamar, una joven de Bagdad, viaja a Al-Ándalus para encontrar un laúd de cinco cuerdas. Es rubia, zurda y con los ojos azules, malas señas para el islam. Por si fuese poco, nada mas desembarcar es tomada por esclava y viajará por prácticamente todas las cortes ibéricas del momento.
La novela tiene un personaje principal, Qamar, la cual vivirá mil aventuras y un gran amorío. Se codeará con personajes de relevancia histórica y será testigo de los grandes acontecimientos que marcarán la historia de la Reconquista. El amor, la pasión, la violencia, las intrigas, la muerte, la sharia y la religión son temas fundamentales de una novela que se va desenvolviendo tratando de captar al lector y que, siendo justos, lo consigue en momentos.
Está escrita en primera persona, con un estilo sencillo, aunque muy metafórico. Lejos de embellecer, las metáforas se vuelven cansinas (la metáfora del alcotán ya me chirria; el que la lea entera sabrá a qué me refiero). No obstante, habría que resaltar el uso de los arabismos, todo un despliegue de léxico que sin duda alguna nos enseñará alguna palabra que otra.
Los capítulos vienen precedidos por una enseñanza vital (algunos son cuentos clásicos o historias bíblicas) que rompen el ritmo narrativo, pues el autor deja capítulos inconclusos a posta para tratar de enganchar al lector.
Si tuviese que quedarme con algo de la novela, sería el sentimiento de confusión que infunde al lector, probablemente una confusión igual que la que siente la protagonista. Esto se consigue mediante el uso de los arabismos en topónimos y nombres, y no siendo demasiado pródigo en explicaciones geográficas. Para aquel que no sepa demasiado de la Edad Media en España se perderá ante ciudades como Shaliquiya y, si quiere orientarse habrá de mirar un libro de historia o irse al glosario de arabismos que el autor coloca al final de la novela.
Sin embargo, esta novela peca, como muchas actualmente, de carecer de profundidad psicológica y moral. Y no es que el autor no pretenda dar lecciones con esta novela (que las da, hablaré de ello más adelante) sino que los personajes carecen de desarrollo y la delgada línea del bien y del mal está trazada desde el principio de la novela.
Los personajes apenas mutan; el lector identificará rápidamente a los buenos y a los malos de la novela. Los únicos que parecen cambiar un poco son Qamar (lo cual veo lógico cuando una novela de 700 páginas se centra en un personaje) y Aberramán (no aparece numerado en la novela pero es Abderramán III), y este último por motivos mas históricos que novelísticos. Sin embargo, la conversión religiosa de Qamar se toma con una ligereza que yo consideraría de impropia.
El mensaje de la novela está claro: desmentir la famosa Córdoba de las tres culturas, mostrando la dominación que árabes hacían sobre musulmanes hispanos, cristianos y judíos. Aparte de esta revisión histórica, la novela va cargada de un mensaje religioso cristiano que hará que muchos lectores renieguen desde el principio de ella y a otros les resulte cansino y cargante. Va cargada con una moralina buenista y bienintencionada que yo por lo menos no comparto.
Asimismo, pese a que el autor diga lo contrario en su nota al final de la novela, creo que vuelve a existir una adaptación de la mentalidad moderna a un contexto histórico tan diferente como es Al-Ándalus del siglo X. No obstante, concedo este último campo al autor, dado que es un auténtico experto en la materia (y así se afirma al principio del libro) porque nos hallamos ante realidades marcadas indeleblemente por el sello de lo eterno. Aunque no me convence.